Los pastiches de Proust. Presentación

proust retrato cortado

Presentación de mi traducción, que ha publicado este mes Jot Down Books. Podéis leerlo en Jot Down

Descargad el enlace: §  Presentación para Academia edu

Lost, very lost in translation


emoticon risotada

La interpretación en directo, ¿un trabajo de riesgo?
Piénsalo, muchacho, piénsalo antes de poner en práctica eso del “traductor invisible”.

Tú no sabe inglé

Bola de Nieve, Ignacio Jacinto Villa Fernández (Guanabacoa, Cuba), 11 de septiembre de 1911 – Ciudad de México, 2 de octubre de 1971), más conocido por su nombre artístico de Bola de Nieve, fue un cantante, compositor y pianista cubano.

Jean Giraudoux: Los cuentos de una mañana & El último sueño de Edmond About se publica en Ediciones Lom, Chile

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Este mes de octubre se publica por fin la colección de cuentos, inédita en español, de Jean Giradoux,  Los cuentos de una mañana y El último sueño de Edmond About. Hice la selección a partir de la edición de la editorial La Bibliothèque électronique du Québec, Canadá, y añadí un cuento inédito más que descubrí en la mediateca de la Casa del Traductor, Arles, mientras disfrutaba en febrero-marzo de 2016 de la beca que me concedió la CITL. El cuento en cuestión se titula La novia viuda, el tono y el estilo casaban bien con el conjunto, y el volumen adquiría mayor consistencia. Este título forma parte de la colección Cuentos en tono de humor, –luego he visto que se ha incluído en la colección de Narrativa– dirigida por el poeta y traductor argentino Jorge Fondebrider, quien me invitó a hacer la propuesta con destino a las Ediciones Lom, de Chile.

Château Vaissier Blanc Seau

Château Vaissier Blanc Seau

 

Reproduzco el texto de presentación redactado por la editorial, que me parece muy acertado.

«Los cuentos de una mañana y El último sueño de Edmond About fueron rescatados de diarios franceses de principios del siglo XX, y estos textos juveniles ya anticipaban la genialidad del narrador y dramaturgo francés Jean Giraudoux.
Estas historias primerizas se internan en un mundo cambiante generado por una revolución industrial que, a su vez, provoca una revolución cultural, de las mentalidades, de la política, del trabajo, de las comunicaciones, y una nueva relación con el dinero y la publicidad, que regala tantos espacios ilusorios. Los personajes viven en esta vorágine y lo hacen con humor, desolación y estupor; extraña mezcla para enfrentar su tiempo. Así se parece consumar la actitud asumida por un personaje del cuento «Guiguitte y Poulet», de esta colección:

«Al día siguiente era domingo. Jacques estrenaba un sombrero de paja. Naturalmente, un chubasco hizo acto de presencia. Como había salido sin paraguas, cogió uno de un expositor. Alguien se dio cuenta del hurto. Jacques intentó ceder, le explicó al vendedor que, si ponía una denuncia, el objeto robado sería confiscado hasta el juicio, puede que hasta el invierno.»

Cuentos de juventud plenos de humor y sensibilidad; cuentos con una mirada aguda para descubrir la presencia edulcorada de una vida artificial que disfraza la explotación y el engaño de las clases populares; cuentos de un joven escritor que presagian el genio creativo y multifacético que desarrollará en la madurez de su vida y obra.»

Giraudoux
Jean Giraudoux

Algunas imágenes que transmiten el estilo y ambiente de la época con el título del cuento que podrían ilustrar.

Mistinguett
La actriz Mistinguett, ¿inspiración de Guiguitte?

Esencia de Congo perfume 1900
Esencia de Congo: Por un pelo

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Baile Cake Walk: En el cine

Omnibus - Madeleine Bastille
Ómnibus Madeline-Bastille: Guiguitte y Poulet

“Mortifícame, nací para el dolor: Notas al pie de un policiaco y otros pasmos” en El Trujamán

© Instituto Cervantes – El Trujamán /María José Furió/ Liu

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Garden of Love, Marcus Malte – un policiaco con notas al pie que iban dirigidas al corrector

La gama de errores que se pueden cometer al traducir es muy amplia, los errores que otros cometen en nuestro nombre no van a la zaga, aunque no siempre despiertan al killer que todo traductor concienzudo lleva dentro. Algunas pifias son de lo más mortificantes y se explican porque en la industria editorial no siempre se respeta la cláusula del contrato que exige que el traductor revise las correcciones.

En un texto de no hace tanto años —por suerte ya saldaron el libro—, un policiaco francés con ínfulas literarias, descubrí cuando me llegó el ejemplar justificativo una nota al pie en la última página. Se supone que la había instalado yo. Para más inri, aclaraba un término de la penúltima línea sobre el «azul de metileno» —usado en cirugía para tintar partes del cuerpo—. La nota, como otras tres que quedaron impresas, iba dirigida al corrector o correctora para que me hiciera el favor de no cambiar las palabras o la expresión marcada, justificando su origen o su sentido de manera pedagógica. (Y si no recuerdo mal, las puse en bocadillo en el margen derecho de la página). Al ver el desaguisado me eché a reír: ¿una nota al final de un policiaco? Cuando ya se ha resuelto el misterio y el narrador está haciendo solemne mutis por el foro, ¿aún hay algo que añadir y además a pie de página? ¿Qué somos?, ¿intelectuales?, ¿estructuralistas? No me quedó otra que morderme la lengua, como hice más veces en lo sucesivo al trabajar para esta editorial, donde insistí repetidamente en revisar la corrección sin conseguirlo.

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Sería tremendismo afirmar que la novela no repitió el éxito cosechado en Francia a causa de la nota al pie. Aunque el éxito de un libro no solo se viene abajo por una traducción mediocre, por la proliferación de erratas o por una edición del texto mal entendida, para determinados contenidos cada vez me parece más necesario que el editor sepa qué quiere y comente con el traductor sus objetivos. Porque no siempre es obvio. Los gustos literarios y culturales pueden variar mucho de un país al vecino; el clásico polar francés a la marsellesa, que hizo furor en la época del cine negro de los cuarenta y hasta los años setenta, hasta donde sé, prácticamente ha desaparecido y lo han sustituido otros argumentos, otros escenarios y otra filosofía del noir que no hallan el mismo eco en España. Recientemente en Francia redescubrieron el filón argumental que tenían en esa zona del Mediterráneo, que en los setenta fue la vía de enlace con el norte de África y con Estados Unidos —la French Connection— para el transporte ilegal de enormes alijos de droga. Sin embargo, la parsimonia en el desarrollo del argumento y lo que parece excesiva autoconciencia en el tratamiento de este tema emblemático dieron por resultado un producto sin brío. No creo que pueda «editarse», como se hace con otra información al trasladar el original al español, el grado de violencia física o la dosis de encuentros sexuales para ajustarlo al gusto de cada país sin que pase por simple censura.

De otro lado, los editores, si son más jóvenes que los traductores, a menudo pretenden afirmar su autoridad negándose a aceptar toda sugerencia que venga del traductor, por mejor argumentada que esté y aunque esa última revisión mejore el texto (un contrato estándar incluye una cláusula por la cual los cambios sobre la revisión no pueden superar un 10 % del conjunto). Otras veces es cierto que el calendario se echa encima y los editores confían en un equipo bien organizado para resolver las distintas etapas. No siempre los correctores dominan la lengua original del texto que revisan —ya conocemos la primacía del inglés— pero no me cabe duda de que siempre que hay un error de bulto es porque la cadena de comunicación editor-traductor-corrector no funcionó como debería haberlo hecho.

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Traducir los pastiches de Proust, en El Trujamán

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© Instituto Cervantes

En busca del tiempo perdido, la obra maestra de Marcel Proust, ha oscurecido con razón su obra breve, Pastiches et Mélanges [Pastiches y misceláneas], publicada en 1919. En España, sus textos menores se han traducido habitualmente por separado de la obra magna. Merece rescatarse, por lo ameno de su lectura y exhibición de genio de Proust, la colección de Pastiches dedicados al conocido como L’affaire Lemoine, un divertidísimo enredo protagonizado en 1905 por Henri Lemoine, un técnico electricista que aseguraba haber inventado el modo de fabricar diamantes a partir de carbón e intentó vender su invento nada menos que al director de la mayor sociedad de explotación de minas de diamantes, la De Beer’s. Descubierta la audaz estafa, que calculaba la caída en Bolsa de las acciones diamantíferas y el enriquecimiento del rufián una vez comprara los valores rebajados –perjudicando de paso al propio Proust, que poseía acciones de este negocio–, en 1908 se convirtió en la comidilla del toutParis cuando la prensa aireó los detalles y el nombre de los implicados.

Según relata el biógrafo de Proust, Georges Painter, el escritor vio la ocasión de sacarle punta al escándalo a través de unos pastiches que remedarían la manera de algunos de los escritores más conocidos de la época:

El «caso de los diamantes» le parecía, tal como había dicho Madame Straus con respecto al affaire Dreyfus, un fragmento de Balzac. En realidad, parecía un fragmento de Flaubert, de Michelet, del Journal de los Goncourt, o de casi cualquier escritor. (Painter)

Su intención era a la vez divertirse y divertir a sus lectores y hacer lo que llamó “crítica en acción”, pues la exageración requerida por la parodia pondría de relieve los vicios de estilo de los autores imitados, mientras el humor amortiguaría el daño sin ocultar su afecto y admiración por escritores como Balzac. Atribuía al pastiche una virtud purgativa: «es preciso que hagamos una parodia a plena conciencia, para evitar malgastar el resto de nuestras vidas escribiendo parodias involuntarias». En definitiva, los ejercicios de estilo le preparaban para la obra maestra por la que sería recordado. Los pastiches se publicaron, con enorme éxito, primero en el Suplemento literario de Le Figaro y luego en volumen en 1919.

El primer grupo de autores imitados estaba formado por Balzac, Émile Faguet, Michelet y Edmond de Goncourt, y la colaboración fue publicada en un suplemento literario de Le Figaro, el 22 de febrero de 1908; en el segundo grupo se encontraban Flaubert y Sainte-Beuve, y el artículo apareció el 14 de marzo; y la tercera colaboración, aparecida el 28 de marzo, estaba dedicada a Renan[1].

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Honoré de Balzac, autor de La Comedia Humana

En España existen un par de traducciones recientes, publicadas por Funambulista (El asunto Lemoine; Ascensión Cuesta, 2013) y por Ático de los Libros (El escándalo Lemoine, Laura Naranjo y Carmen Torres, 2010), que no he consultado para ocuparme de mi versión. Deduzco por las reseñas leídas en google –positivas— que son ediciones sin notas. No sé qué repercusión han tenido, aunque este tipo de títulos son, cuando la edición es buena, como el fondo de armario para un adicto a la moda, un imprescindible que tarde o temprano verá la calle.

Sin embargo, creo que el interés de un librito con los pastiches proustianos no se justifica exclusivamente por la gracia de la anécdota y el humorismo que practica el genial escritor. ¿La prueba? Goodreads recoge los comentarios de los lectores de los miles de títulos registrados en su página. En Estados Unidos se hizo una edición popular –The Lemoine Affair, Charlotte Mandell–, entiendo que “a cuerpo gentil”, sin presentación o tan somera que lectores que pensaban entrar así en el universo proustiano no pudieron disfrutar plenamente por falta de referencias históricas, literarias, culturales, etc. La frustración de estos lectores es comprensible. La pregunta (que supongo deben compartir y responder editor y traductor en cada país) es qué cantidad de información suplementaria conviene integrar en la traducción, en forma de prólogo y/o notas, para que el lector disfrute de este genial tour de force humorístico.

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Los hermanos Goncourt fotografiados por Nadar

Los pastiches de Proust II

        El género pastiche puede entenderse como género derivado de otro: es la parodia de un texto o de un autor preexistente, la gracia para el lector no existe si no conoce la referencia de base. Afortunadamente, la mayoría de los autores imitados por Proust han sido traducidos al español, al menos sus obras principales –Balzac, Flaubert, Saint-Simon, los Goncourt y hasta Ernest Renan–; por lo tanto, si no es posible acceder a los originales franceses, ahí encontraremos pistas de sus argumentos, estilo, ideología, inflexiones, motivos recurrentes, etc. El éxito de la imitación deriva de la agudeza con que Proust detecta y destaca los rasgos de cada autor donde se concentran las cualidades y vicios de su estilo. Siendo como son simultáneamente una crítica y un homenaje, conforme el lector moderno va leyendo los sucesivos pastiches descubre que tiene en sus manos una Historia Exagerada de la Literatura francesa y, seguro, una obra distintiva de Proust. Así, en los Pastiches el diamante es, además de la piedra preciosa, una figura estilística que hemos visto ampliamente explotada a lo largo de los siglos en todos los estilos literarios, sobre todo en el Renacimiento y el Barroco, sin desaparecer nunca y por eso aquí es la sonrisa radiante de una mujer y las gotas de agua al chispear de una fuente; su brillo equivale a la mirada ardiente de una bella, la gota de rocío o… un rastro de moco en la solapa.

Henri de Regnier: «De son nez qu’il oubliait de moucher, un peu de morve avait tombé sur le rabat et sur l’habit. Son noyau visqueux et tiède avait glissé sur le linge de l’un, mais avait adhéré au drap de l’autre et tenait en suspens au-dessus du vide la frange argentée et fluente qui en dégouttait.»
«De su nariz, que olvidaba sonarse, un poco de moco había caído en la solapa y en el traje. Su núcleo viscoso y tibio había patinado por el paño de uno, pero se había adherido a la tela del otro y mantenía en suspenso sobre el vacío el fleco argénteo y fluido que de él goteaba.»

 

Renan: «l’éternel mirage de ces belles eaux que le soleil à midi vient vraiment diamanter.» // «el eterno espejismo de estas aguas preciosas que el sol a mediodía viene verdaderamente a diamantar.»

 

La traducción plantea problemas de distinto orden. Empiezo preguntándome si la versión de Balzac debe mantenerse fiel también a las versiones españolas, especialmente en el tratamiento de los personajes, en los títulos entre paréntesis que insertaba el autor de La Comedia Humana en su obra, remitiendo constantemente a sus lectores a novelas suyas, un detalle que al acumularse en la brevedad del pastiche resulta muy cómico. Lo mismo sobre los nombres de los personajes de la nobleza. ¿Estos apellidos, Négrepelisse, Béauseant y Grandlieu, no parecen pedir a gritos ser dichos en español? Pero el de Sérisy apenas es una modificación del Sérizy y Lucien va a ser siempre Lucien.

       Hay alusiones que no se entienden de ningún modo sin nota –salvo si el lector es profesor de francés y entonces qué estamos haciendo–, como lo del «tigre del finado Beaudenord” tomado del original Los secretos de la princesa de Cadignan. Hay referencias históricas en el pastiche que retoman las que Balzac hace en la Comedia, es el caso del mariscal de Montcornet, que aparece en Los decadentes y en Los campesinos y la gracia es reproducir la tendencia de Balzac a llenar de figuras ilustres sus novelas. Con la parodia de Proust, el pastiche de Balzac parece el camarote de los hermanos Marx pero rebosando de nobles y celebridades de la época. En una edición digital, la nota podría sustituirse por un enlace a los nombres, expresiones o referencias que pueden suscitar dudas, curiosidad o confusión.

 

Los pastiches de Proust  y III

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Duque de Saint-Simon

Delante de determinados detalles de información técnica conviene ser prudentes antes de lanzarnos como locos a escribir la nota correspondiente, si no queremos ganarnos el odio eterno del lector. ¿Hay que explicar qué es el second brévet d’imprimeur, la segunda patente de impresor? ¿le contamos qué es una mazagranera y cómo se usaba? A fin de cuentas, he tenido que buscar la información y le regalo la nota gratis, pero imagino al enfurruñado lector pensando: «podría vivir el resto de mi vida sin este precioso dato».

     Pronto empiezo a ver fantasmas, en concreto el de Gustave Flaubert, que como fantasma no es peccata minuta. En el inicio de su pastiche encuentro esta frase:

«Il était vieux, avec un visage de pitre, une robe trop étroite pour sa corpulence, des prétentions à l’esprit».

 

¿Eso no es una alucinación, digo una aliteración? Por suerte, es imposible conservarla, pero da idea de lo mucho que se divirtió Proust escribiendo esta parodia del gran Flaubert, subrayando el ritmo y la melodía de sus frases llevándolas aquí a un absurdo hilarante por la nimiedad del contenido y la solemne melodía de la frase. Como la siguiente parodia está protagonizada por el crítico Sainte-Beuve, que pone el texto de Flaubert a caer de un burro –«¡pero si creíamos que aún estaba en Cartago!»–, seguramente le convendría al lector, esta vez sí, saber que era el crítico literario más conocido del momento y que Proust lo consideraba, efectivamente, muy burro, al punto que le dedicó todo un libro, Contra Sainte-Beuve. Si el pastiche proustiano puede considerarse, en su feliz definición, un «antídoto contra las toxinas de la admiración», cuando el genio no admiraba necesitaba un libro entero para exponer sus razones.

        El tema de los diamantes falsos es un pretexto, de ahí que cada pastiche aborde el escándalo de modo diferente, incluso muy tangencialmente como en el de Saint-Simon, y según géneros literarios diversos, novela, diario, reseña, crítica teatral. En conjunto exponen la creencia de Proust en que la «imitación satírica implica un ideal de estilo» (Genette). El del diario de Edmond Goncourt es de los más disfrutables –¡«esta historia de diamantes y suicidio»!–, pues no solo subraya con mucha gracia la mezcla de estilo relamido, susceptibilidad y autopromoción del protagonista, sino el contenido a veces picantón que debió de ser un aliciente para los lectores de la época. Mantener el peculiar tono de los diarios de los Goncourt permite encajar el relato falso. Es el de Saint-Simon, sin embargo, el que plantea en mi opinión más dificultades por la cantidad de información histórica –parvulo, merli, nombres propios, rango social— y literaria, pero no conviene nunca perder comba con las varias trampas que el bromista Proust tiende a lo largo de los pastiches: los anacronismos, los datos equivocados adrede y sus cameos.

Cuando llegue al final, las dudas, las certezas, los errores y los logros deberían alcanzar la dosis justa en mi reinvención de un estilo neoproustiano que seguramente será un pastiche de posibilidades.

 

[1] «Purificación mediante la parodia», en Marcel Proust. Biografía, Barcelona, Lumen, 1989, pp. 457-472.
– La traducción de Ascensión Cuesta en Funambulista sí se acompaña de un breve número de notas.

 

El cebo (L’Arnaque), en El Trujamán del Instituto Cervantes

estafa nigeriana
copyright: de la web

Directorio de emails de estafadores / Adresses Mail d’arnaqueurs / Translators Scammers Directory

http://www.translator-scammers.com/translator-scammers-emails.htm


El Trujamán – © María José  Furió

En la pintura del cuadro de costumbres del mundo de la traducción del siglo xxi, los historiadores que en el futuro indaguen en las distintas razones que llevaron a la desaparición de tan hermoso oficio, y a la reconversión de sus entusiastas y eruditos practicantes en operarios al servicio de grandes maquinarias de producción de documentos, tendrán que estudiar un interesante fenómeno que en el sector se conoce como «el cebo», en su descripción más simple como «el fraude a traductores mediante cheques» y en su traducción castiza como «el timo de la estampita versión digital». El título francés de la película que alguien hará, L’Arnaque, evoca el potencial de intriga y picaresca que ayuda a la proliferación de este fraude; si la mayoría de veces queda en grado de tentativa es por la costumbre de los traductores de leer todos los textos sospechando, de entrada, de su redacción.

Un correo típico que huele a fraude a distancia contiene una presentación coloquial de un desconocido, sin ninguna concesión a la cortesía ni a la retórica empresarial. El nombre del sujeto en cuestión, que suele expresarse en un inglés o en un francés deficiente y con faltas de ortografía, es tan común —James Neel; Helen Smith— que el receptor del mail arrugará la nariz o el ceño y dará por seguro que los padres del susodicho se divorciaron tras decidir a lo Salomón el nombre de la criatura. En ciertos casos el nombre corresponde a una persona conocida o con algún prestigio profesional y fácil de localizar por Google, para inducir a creer en la seriedad de la oferta. Suelen obtener la dirección del traductor freelance a través de algún directorio profesional con acceso abierto a los datos de contacto y al currículum.

El contenido de la oferta de trabajo de traducción consiste en un artículo o en un extenso manuscrito de estilo periodístico. Si los estafadores son primerizos, mencionarán el documento para traducir pero olvidarán incluirlo en el correo. Solicitarán presupuesto y el tiempo aproximado en que el traductor calcula podrá entregar la versión traducida. Un ejemplo:

Hello,

I’m James. I got your email from the website that you are a competent translator.
I have this article i would like to translate from (Anglais to Espagnol).
I would appreciate if you could tell me how much and how long it would take to get it translated.

Best regards

James

Si el traductor, por llevar poco tiempo en el oficio o por estricta necesidad de trabajar y obtener ingresos, responde presentando un presupuesto y recibe, como no va a ser de otra manera, el visto bueno del interesado, en las etapas siguientes le pedirá señas personales y datos bancarios, recibirá un ingreso (en cheque a ingresar en su cuenta) por un importe muy superior a la factura emitida. El traductor despistado ingresará el cheque, de cuyo importe no puede disponer hasta que haya transcurrido un plazo fijado por ley. El pagador pedirá que le reintegre a la mayor brevedad la parte que excede el pago de la traducción, que envió «por error»; la diferencia puede ser de un par de miles de euros. Si el traductor continúa sin sospechar de una operación tan absurda y abona la diferencia, no tardará en descubrir que el cheque recibido carece de fondos y que ha regalado a James el pillastre una importante cantidad de dinero en moneda fuerte, además de haber perdido el tiempo traduciendo un texto que con seguridad han bajado por Internet de la web de algún organismo público u ONG. La solución al embrollo dependerá de los reflejos con que el banco responda a una operación que a estas alturas ya debe conocer bien.

Existen otras modalidades del fraude, como solicitar un intérprete para varios días, un asistente personal con idiomas para un grupo de ejecutivos, con gastos pagados, etc. Estos correos proceden a menudo de África y son una variante sofisticada de las cartas nigerianas que anuncian imprevistas herencias con cantidades de dinero inverosímiles.

Lo sorprendente no es que algún incauto pique sino, al contrario, cómo el ajetreo que conlleva el trabajo de traductor freelance, que requiere dedicar tiempo a trámites y gestiones vía Internet en idiomas que conocemos en diferente grado, y lo habituales que han llegado a ser para nosotros las comunicaciones intercontinentales, hace que no nos extrañe recibir mensajes desde Costa de Marfil, Singapur o, dentro de nada, de Marte.

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Traducción con máquina, no se entiende nada

Un diario como El País no tiene a su disposición traductores, redactores o revisores de inglés a castellano, según se colige del pie de foto que acompaña a la publicada hoy. Horrorizaos… si aún recordáis, como yo, el idioma español.

Zellweger

GTRESONLINE | 27-07-2011
«Por lo menos ya lo hizo en ‘Persiguiendo a Betty’, donde impersonaba a una camarera del Kansas que soñaba con ser enfermera. Y ayer, tras un pedido algo largo en la cadena de cafetería Starbucks, la actriz Renée Zellweger tuvo que recuperar las habilidades aprendidas en el set para llevar a todos los cafés sanos y salvos a su mesa

Pero qué bien ha escrito el nombre de la franquicia de cafés americanos. 😀

Como convertirse en Buda en cinco semanas & En busca de los mimos perdidos, de G.C. Giacobbe

Traducido del original italiano

Por increíble que parezca, hay lectores para esta clase de libros. No sé, los italianos parecen haber encontrado un filón en la autoayuda absurda. El autor es doctor en Psicología. Teniendo Italia a Berlusconi como líder carismático, este tipo de títulos encajan bien en el contexto.
Editados por Grijalbo en 2007 y 2008. Hay (por increíble… etc) edición de bolsillo.

Guía de casas embrujadas del mundo, Francesco Dimitri

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En ALBA EDITORIAL

Guía de las casas embrujadas del mundo Y de todos los lugares donde (no) te gustaría pasar la noche, de Dimitri, Francesco

Un texto francamente divertido. Las rarezas interminables de la gente o puede que los marcianos habiten entre nosotros…

Colección: Freak Número colección: 2
ISBN: 84-84283208
Año: octubre 2006

Traducción de Mª José Furió
PVP: 18,50 €

Sinopsis:
Cuando uno viaja suele querer conocer los monumentos, los barrios pintorescos, los restaurantes, los bares de copas. Pero quizá algunos quieran algo más. ¿Por qué no visitar también las casas encantadas, los castillos habitados por aparecidos y espectros, los lugares donde se manifestan mayor número de poltergeist, y conocer la ocasión idónea para tener una experiencia paranormal?

18,50€